25 de mayo de 2007

Cartas desde Iwo Jima, lecciones de liderazgo



De esta película pueden sacarse valiosas conclusiones respecto del liderazgo militar. No obstante que algunas personas podrían cuestionar las actitudes de soldados guiados por su honor, son válidas desde el punto de vista de la convicción de sus valores morales y éticos militares y es aquí donde se pueden sacar las lecciones y aplicarlas en pleno siglo XXI. El reto es analizar lo que en ese momento conducía al suicidio, cómo se traduciría en actitudes hoy día inspirado en los mismos principios.

Lección 1, Apreciación y planificación constante

El General Tadamichi Kuribayashi, comandante de la fuerza japonesa efectúa desde su llegada un exhaustivo reconocimiento del terreno y en el mapa, apreciando los probables cursos de acción enemigos. Lo importante estriba en que toda la apreciación estaba orientada por el hecho de que: Estaba reconocida la superioridad y no había posibilidad de recibir refuerzos.

Pese a ello, planifica e insta a sus hombres a prepararse para la batalla y luchar por cumplir la misión que les es asignada.

La lección es que el militar realiza su trabajo aún cuando las condiciones y recursos no estén disponibles, buscando la excelencia y poniendo toda su iniciativa para cumplir su meta aunque no le hayan concedido todo lo solicitado. Esta actitud positiva debe ser trasladada a sus subalternos. “Hacer lo que se puede con lo que se tiene” es una frase conocida en el ejército de Guatemala y ha servido de inspiración para muchos comandantes a todos los niveles para llevar a buen término su misión.

Lección 2, El bienestar del personal

El comandante encuentra a sus hombres en condiciones difíciles y dicta algunas medidas que alivien en lo posible su bienestar y moral, porque sabe que la batalla se aproxima y será allí cuando entonces tendrán que soportar privaciones y trato duro.

Para ello organiza horarios que incluyan períodos de descanso, mejora la comida, e incluso ordena que los oficiales coman lo mismo que las tropas. También ordena entrenamiento militar intenso. Es obligación de todo comandante proveer de bienestar y comodidad a sus hombres, pero deben estar entrenados para situaciones extremas.

Los extremos en el entrenamiento, por lo regular tienen un argumento válido en los ejércitos profesionales. Preparar al soldado mentalmente por ejemplo, que si hay necesidad deberá alimentarse con bocados que tradicionalmente y en condiciones normales no se comerían. Es importante que el soldado pierda el asco y la repugnancia por alimentos que le salvarán la vida en condiciones adversas.

Lección 3, Mantener a sus hombres informados

Al principio, los comandantes no comprendían al General Kuribayashi, pensaban que estaba equivocado. Por qué organizar la defensa en la montaña y no en la playa se preguntaban, pero ignoraban que Kuribayashi por sus viajes a Norteamérica conocía la estrategia enemiga y tenía una buena concepción de cómo hacerle frente.

Por tanto era importante que hasta el último hombre comprendiera por qué tenía que cavar en la roca interminables túneles. Eso hubiera evitado tener que relevar a uno de sus generales.

Lección 4, La voluntad de vencer

Esto es una verdadera arma. La tecnología e incluso la masa, no siempre logra la captura de objetivos militares en la primera oleada del ataque. Este fue el caso en Iwo Jima. Los norteamericanos ya habían experimentado en batallas anteriores esta virtud de los soldados japoneses.

El Teniente Ito, un militar idealista, pregunta a sus hombres qué los hace superiores ante sus enemigos a pesar de que tienen desventaja en armamento, tecnología, abastecimientos y efectivo. Un soldado responde: “nuestra voluntad de lucha es superior, el americano es indisciplinado y mezcla sus sentimientos con su convicción para cumplir la misión”.

Esto era lo que realmente hizo fuertes, y por momentos, invencibles a los japoneses. El Teniente Ito por ejemplo prefería suicidarse antes que rendirse o ser capturado. Esto obedece a una tradición del honor japonés que se remontaba desde el año 1000 a.C. Desde ese tiempo el código de conducta de los japoneses (samuráis) era morir antes que la derrota o ser capturados.

Dos comandante ordenan en la película el suicidio de sus hombres. Es necesario comprender las profundidades del sentimiento del honor, el carácter y la dignidad para comprender esta noble acción de los soldados japoneses. Su voluntad inquebrantable los hizo cumplir la orden mortal.

Muchos escépticos y acostumbrados a otro tipo de honor, pero no al honor militar, seguro censurarán esta conducta. Cualquier militar de profesión con sentido del honor comprende y aplaude estos nobles ejemplos. No se trata de imitarlo hoy día, para ello hay leyes de la guerra, sino como militares es un valioso ejemplo de convicción lealtad y honor puros.

Ellos tuvieron el valor de suicidarse por su ideal, por su honor, en comparación el militar de hoy debe tener el valor de tomar decisiones basadas en las leyes de la guerra, el respeto a los derechos humanos y la libertad del hombre. Por estos ideales humanos, cualquier sacrificio es valedero para una unidad.

¿Debe entonces un militar en pleno siglo XXI suicidarse, morir combatiendo o rendirse? El suicidio se descarta, las otras dos opciones dependen del honor que el militar lleve dentro de su ser, sus convicciones, sus valores su carácter militar. No hay una respuesta, ningún militar lo sabe incluso, será en el momento de tomar la decisión cuando ese militar descubrirá cuánto honor lleva dentro.

Sin embargo, la película también permite apreciar que los dos comandante japoneses (Kuribayashi y Nishi) que ya habían estado en América y habían tenido contacto con la cultura occidental, respetuosa de la vida y la libertad, tienen otro concepto de la lucha patriótica, su nacionalismo es más moderado aunque no menos auténtico.

Karibayashi no autorizó el suicidio pero pide a su segundo que le corte la cabeza como buen samurai, Nishi salva a sus hombres pero prefiere suicidarse él. Pero en ambos casos buscan proteger a sus hombres. El Japón entero al final, razonablemente, se rindió salvando muchas vidas aunque miles habían muerto ya. El soldado Saigo también muestra su ferviente deseo de luchar por su país pero considera también su familia y lo inevitable de la derrota.

De tal forma que el honor tradicional y milenario es ejemplo hoy día para el cumplimiento esforzado de la misión por parte de todo militar pero considerando siempre el respeto a la vida de sus tropas y de las del enemigo incluso. Surge así la moderna y controversial frase “humanizar la guerra” cosa de suyo, difícil.

Los japoneses al final fueron capaces de reconocer el valor de sus enemigos a quienes tenían por poco valientes y cómodos, pero aprendieron a respetarlos una vez combatieron con ellos. El credo Kaibil dice: “Respetaré la destreza de mi enemigo, pero la combatiré con toda mi fuerza y vigor hasta destruirlo implacablemente”.

Lección 5, El fortalecimiento psicológico

Antes de la batalla final el comandante Karibayashi explica a sus hombres la razón para lanzar un último y desesperado ataque. Todos comprenden y concluyen que es necesario y mucho más honroso que ser capturados. Fue una decisión tomada en su eje de simultaneidad, en su tiempo y espacio.

El fortalecimiento psicológico se pone de manifiesto también cuando los bombardeos aéreos lejos de atemorizar mueven al soldado japonés a exigir el desembarco enemigo y el inicio del combate. Hay convicción en esa actitud. También prefieren comer mal durante la organización de la defensa y tener suficiente provisión para los días de batalla.

El ataque final es lanzado cuando tenían cinco días de no probar alimento ni agua. Combatir en esas condiciones necesita el poder de la mente, un sólido fortalecimiento psicológico.

Lección 6, Los principios, el entrenamiento, los medios para hacer la guerra.

Las madres de dos soldados, uno americano y otro japonés, habían escrito y dicho a sus hijos antes de partir: “has lo correcto... porque es lo correcto”

¿Qué es lo correcto? ¿Para quién es correcto? ¿Por qué lo considera correcto? La guerra siempre se ha producido porque una fuerza está convencida de que la otra fuerza está en lo incorrecto. Por tal razón los principios y valores deben guiar a una fuerza. Con esa convicción debe entrenarse y prepararse. Y por último debe estar bien equipada. Pero hasta que los hombres no consideren las mismas cosas como correcto e incorrecto las guerras continuarán.

2 comentarios:

  1. Es interesante la estrategia usada por los ejercitos del mundo en las guerras, sim embargo caemos en la interrogante de la triste necesidad de luchar por la tierra que un dia sera nuestra mas horrorosa morada. la guerra ha causado la muerte de sentenares de inocentes a quienes le privan su futuro por luchas sin un minimo sentido de humanidad. Como el honor se enfunde en seguidores que buscan un solo objetivo la masacre de sus hermanos ¿por que enuncian la paz quienes son los primeros promotores de la guerra?

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  2. El honor llena de convicción a un soldado para cumplir su misión. La guerra ha sido una forma de resolución de conflictos adoptada por la raza humana desde su más remota historia. La misión en una guerra no es precisamente "matar". Aunque la guerra conlleva muerte y destrucción, no es tarea de los militares, hoy día, decidir si van a la guerra o no, es tarea de los políticos de cada país, el Estado soberano decide a través de su congreso o parlamento según el caso. El honor militar es mucho más profundo que un objetivo político de "masacrar hermanos" si es que ha existido tal objetivo. Nunca existirá un objetivo militar como tal frase. Un objetivo militar generalmente estará relacionado con terreno: tomar terreno, capturar terreno, defender terreno etc; el honor militar no tiene intereses políticos para ir a la guerra, el honor se mantiene incólume. El honor se relaciona con disciplina, con principios militares, estoicismo, valor, lealtad y obediencia. Nunca tales valores podrían tener cabida en un interés político. La misión que el ente político dicta dentro de un marco de legalidad, debe ser cumplida con prontitud y por honor por parte de un militar. Este disernimiento hace la diferencia entre los grandes guerreros de la antiguedad y los militares profesionales de hoy.

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