9 de febrero de 2018

Significado de la satisfacción del deber cumplido y pasar a la honrosa situación de retiro


Estas son las ideas centrales y el discurso del Señor General de Brigada, Erick Estuardo Escobedo Ayala, en ocasión de la ceremonia de despedida por cumplir treinta y tres años de servicio y pasar a la honrosa situación de retiro, luego de haber alcanzado el alto cargo de Sub Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Ceremonia que se desarrolló el 2 de febrero de 2018 en la Primera Brigada de Infantería “Mariscal Zavala”, en ocasión del 167 aniversario de la heroica batalla de la Arada y día de las Fuerzas de Tierra. Al final el discurso completo
IDEAS CENTRALES DEL DISCURSO
1.    Introducción
2.    Agradecimiento y remembranza del tiempo de cadetes, valores militares
3.    Proceso de formación.
4.    Vocación, espíritu de servicio, el riesgo a la muerte, remembranza del enfrentamiento armado interno finalizado en 1996 y mención de los héroes caídos en el cumplimiento del deber.
5.    Significado de la satisfacción del deber cumplido y pasar a la situación de retiro:
a.    La Cultura de la Excelencia
b.    La meritocracia
c.    Práctica de valores y virtudes militares
d.    Liderazgo estratégico basado en el ejemplo
6.    El ejemplo para
a.    Desarrollar hábito.
b.    Sin temor a ser el mejor
c.    Combatir la corrupción moral
d.    Despreciar el oportunismo
e.    Repudiar la envidia.
f.     Elogiar el talento
7.    El concepto del militar y su diferencia con los que sólo visten el uniforme.
8.    Pretensiones del orden proto-social, reflexión sobre:
a.     Infamia/virtud
b.    Víctima/victimario
c.    Excelencia/mediocridad
d.    Honestidad/perversidad
e.    Éxito/Villano
9.    Significado del honor
10. La fortificación moral de la vida del militar
11. Liderazgo estratégico, trascender
12. Principios del militar en situación de retiro


INICIA EL DISCURSO
En la víspera de la celebración del 167 aniversario de la batalla de la arada en esta gallarda brigada, tengo la honra de pronunciar estas palabras de despedida, en representación de los oficiales del ejército que hoy desfilamos hacia la honrosa situación de retiro, agradeciendo al alto mando del ejército por haber dispuesto la realización de esta significativa ceremonia en éste día tan especial para la historia nacional, asi como, la presencia de la distinguida concurrencia.
Como soldado guatemalteco, manifiesto mi infinita gratitud al señor dios de los ejércitos por permitirnos cumplir con el servicio militar. Parece que fue ayer cuando ingresamos a nuestra alma mater, donde fuimos formados en la disciplina de las armas, donde se nos forjó el carácter, la lealtad y el honor, donde se nos enseñó a amar y respetar a nuestra patria, donde aprendimos que defenderla y aun morir por ella, es en sí un deber intrínseco de todo ciudadano digno.
Y henos aquí de nuevo, honrando a la inmaculada y noble bandera azul, blanco y azul con el escudo de armas, que representan la divisa más excelsa y consagrada de nuestro pueblo.
Así, nuestra vida militar transcurrió en un marco doctrinario especial para lo que adquirimos determinadas enseñanzas y técnicas, a su vez, aprendimos tradiciones y hábitos castrenses, respetando y cumpliendo definidos valores fundamentales, en un ambiente regido por leyes y disciplina propios, al mismo tiempo de pertenecer a la sociedad que defendimos y protegimos. Interiorizamos siempre que la honestidad, la sinceridad, la responsabilidad, la abnegación, el estoicismo, la lealtad y el honor, son los valores morales más importantes de la carrera militar.
Hemos de mantener firme esa vocación, engendrada y materializada en el espíritu de servicio que nos permitió vivir momentos de alegría y tristeza, tribulación y satisfacción, especialmente cuando se ha visto de cerca la sangre, la muerte y el daño irreparable que el fanatismo ideológico de unos pocos irracionales han ocasionado a éste noble pueblo, años imperecederos de extrema responsabilidad y sacrificio que nuestras familias compartieron y apoyaron estoicamente, para ellas, nuestro sincero agradecimiento. Queridas familias, gracias por habernos fortalecido con su inagotable amor, paciencia y entereza. Nuestro homenaje a todos aquéllos que ofrendaron su vida por la libertad de guatemala.
Para un militar genuino, esta ceremonia tiene un enorme significado: porque representa el reconocimiento del estado al cumplimiento del deber, el culto al buen trabajo y la valoración de la misión cumplida.

Y es que somos parte de una institución fundada por ilustres hombres, que definieron su doctrina y fundamentalismo con la visión de formar una fuerza armada esencialmente profesional. Ello, nos ha permitido ayudar a la población damnificada por los efectos de fenómenos naturales y antropogénicos, así como, defender la democracia y la institucionalidad. 
En tal sentido, hay tres preceptos importantes que toda institución armada debe observar: la cultura de la excelencia y la meritocracia; la práctica de los valores y virtudes militares; y, el liderazgo estratégico basado en el ejemplo. No hay que olvidar que los subalternos aprenden observando la conducta de los de grado superior, especialmente de los que han tenido éxito con sus soldados.
La excelencia según aristóteles, debe entenderse como “el arte que se alcanza a través del entrenamiento y el hábito, nosotros somos lo que hacemos repetidamente, la excelencia entonces no es un acto aislado, sino un hábito”. Parafraseando a paolo coelho, dice: “no tengas miedo a ser el mejor, solo los mediocres no son criticados.”
La destrucción de la meritocracia es consecuencia de la corrupción moral de una sociedad en decadencia, que elude conductas inadmisibles, justificándolas por oportunismos u otras razones egoístas; la expansión de la envidia que no es capaz de elogiar, sino únicamente de repudiar, menospreciar o ultrajar cualquier talento que sea contrario a sus intereses; la desaparición progresiva de la meritocracia, constituye un fracaso social.  Reconocer el mérito y el talento, es de hombres dignos. Siempre es momento de institucionalizarlo como método, esa calidad moral es ineludible.
Hablando de las virtudes y valores, debemos tener siempre presente que al militar no se le pide que actué con principios y valores, la sociedad se lo exige, porque tales conceptos son inherentes a la formación militar, por ello se dice que somos la reserva de la moralidad nacional y por lo tanto debemos demostrarlo.
En un concepto ut supra acordaríamos que un militar es: una persona humana, un ser autoconsciente y autoreflexivo con valores y principios superiores, los demás, solo visten el uniforme.
En la deformación de la realidad que vivimos, pareciera que la moda es ir en contra de los designios de la naturaleza; tal parece que se pretende legalizar lo ilegal y hacer ilegal lo legal; el linchamiento mediático se ha constituido en un valor compartido socialmente;
En el nuevo orden “proto-social” se pretende convertir al infame en virtuoso, al criminal en inocente y al victimario en víctima; al hombre selecto en mediocre, a la persona honesta en perversa y a los hombres y mujeres exitosos, presentarlos como los auténticos villanos. Así, se ha perdido el sentido de la palabra “honor” que es una virtud en sí misma, independiente de que alguien intente arrebatárnosla, y las obras destinadas a la falsedad de las ideas la hayan suplantado por la palabra “deslealtad”, que no supone una actitud intrínseca, sino una actitud más bien coyuntural.
Ante esta realidad, las murallas de nuestros cuarteles deben constituirse en las barreras morales que impidan la penetración de la inmoralidad a nuestras unidades. Que dios le permita a que quienes continúan de alta, perpetuar a nuestro glorioso y heroico ejército en el altar donde siempre debe estar: un ejército pundonoroso integrado por hombres de honor.


El liderazgo estratégico, debe siempre ofrecer la dirección, motivación y propósito necesarios para crear e implementar una misión, una visión y las estrategias para lograr y respaldar los objetivos organizacionales y nacionales.
“donde no existe visión las personas y las organizaciones perecen.”
Como bien dijera el general collin powell en la lección no. 1 del breviario de liderazgo:
“el buen liderazgo es responsabilizarse del bienestar del grupo, lo que significa que algunos se disgustarán por los actos y decisiones de usted. Si usted es honorable, esto será inevitable. Tratar de caer bien a todos es señal de mediocridad, porque se evitarán las decisiones difíciles, las confrontaciones de quienes las necesitan y las recompensas proporcionales a los niveles de desempeño con tal de que nadie se enoje. La paradoja es que al evitar las elecciones difíciles, al tratar de que nadie se moleste y al ser igual de “amable" sin importar qué tanto aporten, quedará garantizado que los únicos enojados serán los más creativos y productivos de la organización.”
Trascender en el ejército, significa planificar ponderando riesgos en el marco de proyecciones estratégicas, implica revalorar profundamente las vicisitudes y avanzar hacia las transformaciones que implican el desarrollo humano e institucional.
Damas y caballeros que por sus méritos intelectuales y de servicio han abrazado la carrera de las armas, que a la razón de ortega y gasset han tomado la meritocrácia para trasformarla en un ideal de vida, un ideal para mujeres y hombres "selectos", mujeres y hombres superiores, con una voluntad que todo lo puede, que derriba barreras y muros, de una inteligencia y razón tal que nadie puede aplacar.
Respetable audiencia, quiero expresarles que los oficiales del ejército que hoy dejamos la fuerza permanente, aun en la honrosa situación de retiro, llevamos el uniforme militar debajo de nuestra piel, en nuestras venas corre sangre castrense y estaremos presentes de nuevo cuando la patria así lo requiera, trabajando con moral y entrega porque en él, le servimos; única guía de nuestra diaria faena y orgullo inextinguible de nuestra razón de ser.
Distinguidos soldados guatemaltecos, activos y en retiro, cadetes y veteranos de guerra, reitero mi gratitud por la leal y abnegada colaboración que recibí de tantos compañeros de armas, que entregaron lo mejor de ellos en el cumplimiento de las misiones asignadas. A mí querida esposa, hijos, familia y amigos entrañables, mi amor y gratitud, han sido fuente inagotable de apoyo, comprensión y cariño.
·      Cuando juramentamos bandera, adquirimos un compromiso para siempre.
·      Nuestro compromiso es con la patria, con la población y con el ejército.
·      Nuestro compromiso con nuestra alma mater.
·      Comprometidos a honrar el lema: «aquí se preparan los hijos predilectos del honor, el deber y la gloria»
·      Comprometidos a que en cada acción honremos a nuestra familia, al ejército y a la nación.
·      Hagamos ejército, hagamos patria.
·      En cada acción, honremos las ocho palabras: «honor, valor, lealtad, unión, deber, virtud, ciencia y fuerza»
·      Hagamos realidad nuestro juramento a la bandera nacional.
·      La patria y el pueblo nos necesitan hoy más que nunca. Guatemala clama a sus mejores hijos.
·      Lo hemos demostrado en los momentos más difíciles y lo seguiremos haciendo.
Por ello, levantémonos hoy en señal de triunfo, en señal de nuevos anhelos y metas cumplidas. Levantémonos hoy para darnos el aplauso merecido y rendirle homenaje a quienes junto con nosotros, han hecho posible la Guatemala que hoy tenemos.
La patria siempre fue primero, nuestro juramento representa nuestro compromiso compartido de un cambio para construir un ejército superior, una sociedad mejor, que permita legarle a todos los guatemaltecos un futuro más prometedor y seguro en el que puedan construir sus vidas.
Solo así podremos decir siempre: «Guatemala estoy presente»
Muchas gracias
Desfile militar en honor del General de Brigada Erick Estuardo Escobedo Ayala

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