El emocionante inicio y el feliz/nostálgico retiro de una vida militar
En el ejército
se les llama “personal de reemplazos” a los ciudadanos que acuden para obtener
una plaza de soldado y prestar su servicio militar. En el momento que aprueban
los exámenes correspondientes y los requisitos de ley, pasan a ser “reclutas” e inicia un curso básico para ser soldado, que en la tradición militar
guatemalteca se le denomina “curso de tigre”.
El curso
puede variar en su duración dependiendo de la misión que tiene la brigada a
donde se presentan, también con la especialidad en la que se van a desempeñar. Al
finalizar el entrenamiento se realiza una ceremonia en que “juran bandera”, quedando
así, sujetos al fuero militar, es decir, sujetos a las leyes y los reglamentos
militares.
De esta
manera, un ciudadano culmina el proceso de hasta dos meses, por medio del cual,
voluntariamente renunció a ciertos derechos ciudadanos como, por ejemplo: Su
libertad de locomoción, pues se debe sujetar a roles de descanso, que a veces
la misión exige no poder seguirlos rigurosamente, acumulando días y meses sin
poder ir a casa. Su derecho de expresión ya que la Constitución demanda del
soldado a ser obediente y no deliberante. El derecho de elegir y ser electo por
su carácter apolítico.
Así, el soldado
queda sujeto a un régimen disciplinario donde la base es la disciplina y el
fiel cumplimiento de órdenes, aderezados con una serie de valores militares qué
hacen del ciudadano un hombre disciplinado y de bien para su patria.
Esta tarde sorprendí
al curso de Tigres de la Brigada de Fuerzas Especiales realizando sus prácticas
para su graduación de mañana como soldados. En los rostros de los jóvenes soldados
puede apreciarse una profunda emoción. Han sido dos meses duros, pero llenos de
nuevas experiencias, un ambiente disciplinado pero agradable; ya han vivido
diferentes vicisitudes en las que jamás imaginaron experimentarían a su temprana
edad. El intento de sonrisa dibujada durante esa práctica evidencia la alegría de un nuevo corazón
militar, sabidos que mañana pasarán bajo la bandera de Guatemala.
Esta ola de
sensaciones muy militares, sólo se desarrollan al cabo de vivir como soldado en
un cuartel militar. Por sus mentes desfilan esos momentos, que experimentarán
en algunas horas, teniendo frente a ellos a sus superiores y sus familias. Por
delante vienen veinticuatro meses de servicio, en los que pondrán de manifiesto
todo su valor, coraje, abnegación, y resistencia para cumplir las diferentes
misiones que les sean ordenadas.
Algunos se
especializarán, optarán por hacer más tiempo de servicio, se harán fuerzas
especiales; otros harán carrera militar dentro del ejército como especialistas
en cualquiera de las oficinas, talleres o puntos logísticos que posee cualquier
brigada militar. El Ejército de Guatemala, es una institución que recibe a los ciudadanos,
los transforma y los prepara para servir a su país y para contribuir al
desarrollo y seguridad cuando regresan como líderes a sus comunidades.
Casualmente, en contraste y esté mismo día, emociones muy distintas han de rebosar en el corazón
militar de un hombre que luego de 30 años de servicio, se retira por haber
cumplido con su deber. Y ese es el caso del Coronel de Infantería DEM Emiro
Alfredo Vázquez Sánchez, quién tras dejar hasta hoy casi toda su vida calzando
bota militar, por ingresar desde sus primeros años de adolescente al Instituto
Adolfo V hall de Occidente, se retira con los máximos honores que un Kaibil
puede hacerlo, honrándolo sus subalternos en la mística plaza Zaculeu de la
Brigada de Fuerzas Especiales, lugar donde se erige una réplica del templo
mayor de la plaza fuerte de Zaculeu, ubicada originalmente en Huehuetenango,
ciudad que fuera el Reino y hogar del gran kaibil-balam, guerrero mam que jamás
fue capturado por los españoles en 1524.
Retirarse en estas condiciones constituye, una
culminación muy significativa; no precisamente para el retiro, sino para llevar
en la mente y la conciencia ciudadana de que en el momento que la patria lo
demande habrá que estar listo para regresar y darle al país lo que todo este
conocimiento, experiencia y criterio estratégico que se produce a lo largo de los años en un militar con
estas cualidades profesionales.