15 de enero de 2020

Liderazgo que influencia para bien ¿hay alguno que influencie para mal?

El Doctor Mario R. Morales publicó un artículo en remembranza de un militante revolucionario que al analizarlo desde el punto de vista del liderazgo pueden rescatarse virtudes loables. Este es un comentario con relación a dicho artículo. Leer aquí.

Es un hecho que sin considerar las motivaciones o tipo de fines en una organización o grupo, el liderazgo efectivo se basa en las virtudes. Los comandantes tienen en su mano el poder influir e influenciar a sus subordinados según la causa por la que luchan.

Las cualidades personales de líder que describe el Dr Morales en su artículo serían la satisfacción más grande para cualquier líder.

Las cualidades de líder descritas en el artículo son:
Ÿ   Hombre íntegro.
Ÿ   Que ejerce su liderazgo mediante el ejemplo y no con autoritarismo antojadizo
Ÿ   Que no envía a nadie a hacer nada si antes no lo ha hecho él mismo
Ÿ   Pide que lo sigan y no que nadie vaya delante de él.
Ÿ   Noble, honesto, valiente, lúcido, prudente y firmemente solidario.
Ÿ   Entrega incondicional a la causa
Ÿ   Disposición absoluta al sacrificio
Ÿ   Ausencia total de intereses personales
Ÿ   Honda mística de trabajo y ejemplo combativo.
Ÿ   Volcado a las causas de las mayorías.
Ÿ   Desprendimiento de las cosas materiales. Actúa sin esperar nada a cambio.
Ÿ   Manejo transparente de los recursos económicos.

¿Qué genuino comandante no quisiera ser así recordado por sus subordinados?

Con 15 años de edad en 1983, también me sentí inspirado por líderes militares que consideré eran así. Por eso abracé la carrera militar y anhelé llegar a seguir su ejemplo.

También creo comprender por qué el Dr. Morales plantea que la moral en su acepción del liderazgo militar/revolucionario parece estar desactivada por la "posmodernidad" en la "conciencia de las juventudes" de 2020.

Creo que no sólo por ser otros tiempos sino porque -- como afirma el autor -- algunos dejaron de aplicar los rasgos de líder arriba descritos. Esto y no otra razón es lo que ha producido una variación en la motivación de las juventudes actuales militares y civiles.

El Dr Morales critica una transformación del espíritu revolucionario combativo de la guerrilla de 1983 en comparación a los revolucionarios actuales, a quienes describe: Concentrados en "individualismos relativistas" que exigen cambio por "causas meramente culturalistas" organizados para victimizarse ante todos con "brinco y trompetita, de jornal oenegero".

Esta dura crítica opino que se explica de la siguiente manera: El individualismo relativista se refiere al fin impulsado por un interés personal y demarcado por la circunstancia particular que el momento le otorga al líder a su propia conveniencia. Su actuar es relativo. Culturista se refiere a que actúa por inercia, porque alguien le dijo, o porque otro grupo o en otro país se hace y no por convicción de ideales propios. La mayor audacia estriba en victimarse alzando una voz entre el grupo, para no individualizar su papel y hasta quizá por algún dinero. Fuera quedaron todas las virtudes por las que hace remembranza en el artículo.

Buscando hacer una comparación de lo ocurrido en el lado militar también ocurren paralelos con cierta o bastante similitud. Los antiguos en retiro critican también ese efecto posmoderno en las juventudes militares actuales por falta de moral, pero la realidad es que las juventudes vieron ausentes los principios de liderazgo ya descritos y que automáticamente se convirtieron casi en su totalidad en auténtico mal ejemplo.

El resultado fue mentalidades divididas en dos grupos: El primero los que optan por seguir el mal ejemplo, que cuando no llega a constituir delito, se queda en el hábito de la adulación para obtener el favor para nombramiento, ascenso o remuneración. Incapaces de asesorar y hacer ver con franqueza y conforme a la ley militar lo que se piensa; un temor profundo de expresar un “no conviene” con su argumentación correspondiente. El segundo grupo en cambio decide con dignidad aplicar los principios originales como el caso de la remembranza del artículo, así cueste el desaliento de no lograr el nombramiento o el ascenso anhelado.

El mal ejemplo del primer grupo mal formó a unos y desencantó a otros subordinados más dispuestos, más apegados a sus valores. Por eso es que pareciera ser que los militares que rescatan los valores originales del liderazgo migraron en su manera de pensar o que su moral militar cambió, pero no es más que la búsqueda de una adaptación honesta, legal y legítima de su actuar en el anidamiento original de sus ideales.

El problema es que los subordinados que observan les llega su tiempo de convertirse en superiores y toca elegir una manera de proceder. Se puede volver un circulo viciosos que socava los valores institucionales o se pude mantener la mística original y fortalecer aún más la institucionalidad de la organización.

Los buenos ejemplos abundan, pero también los malos. El dilema para proceder es personal porque el mal camino también lleva al objetivo deseado pero los subordinados siempre recordarán a qué clase de líder sirvieron. Leer el artículo comentado

1 comentario:

  1. Dura calificación en el artículo de Italo Antoniotti pero tiene algo (si no bastante) de cierto.

    Describe desde las entrañas, la antítesis de las virtudes de un líder. Dejo aquí el enlace para lectura y algunas frases para meditarlas y buscar NO imitarlas como lideres.

    Lambiscón cuando le conviene; vitupera a todo concepto que difiera con él con adjetivos ad hominem; soldado capaz de robar a un compañero muerto en batalla; hierofantes de lambisconería otorgando preseas (diplomas de papel higiénico y medallas de corcholata.

    leer completo aquí:

    https://elperiodico.com.gt/opinion/2020/01/22/bagres/

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