Los Estados Fallidos
Resumen
Este ensayo tuvo como objetivo definir qué es un Estado fallido y determinar si Guatemala puede catalogarse como tal. Basado en un marco teórico y la opinión de diversas personalidades se construyó una discusión donde se pudo comprobar que el debate sobre el tema es muy amplio y pese a que diversos índices internacionales califican y ubican a Guatemala en estos listados, existen elementos y hechos específicos que analizados a la luz de los fundamentos teóricos llevan a la conclusión de que Guatemala no es un Estado fallido. Se utilizó una lógica de presentación deductiva del contenido que va desde fundamentos, opinión de expertos, discusión de ambos postulados y las conclusiones. Los hechos investigados ocurrieron desde mediados de 2007 a mayo de 2008.
INTRODUCCIÓN
Un Estado se organiza para garantizar derechos y libertades de sus habitantes. La política internacional contemporánea lleva a los países a obtener legitimidad democrática y construir instituciones auto sostenibles para proveer garantías básicas a los ciudadanos. Un Estado es fuerte cuando posee instituciones con un alcance y fortaleza tal, que sea capaz de limitar el poder del mismo Estado. La esencia de la estatalidad es en otras palabras: la aplicación de las leyes. Pero ¿Qué sucede cuando las instituciones fallan? El complejo fenómeno del fracaso de un Estado es muy poco comprendido. Algunos analistas no hacen mayor distinción entre un país que ya es un Estado fallido y otro que va rumbo a esa condición, mientras tanto, los países se desgastan cuando figuran como fallidos en índices que tienen credibilidad internacional repercutiendo en las oportunidades de desarrollo.
De allí la importancia por definir un Estado fallido. No se puede perder de vista que si la condición es: rumbo a ser fallido, hay que reconocerlo y definir las políticas y estrategias pertinentes para evitar tal colapso. Guatemala ha figurado en índices de Estados fallidos y los ciudadanos repiten lo que escuchan en los medios de comunicación sin mayor base teórica sobre el tema.
En este ensayo se presentan algunos conceptos teóricos de lo que se debe entender por un Estado fallido; luego se comparan estas definiciones con la opinión de personalidades de la vida Nacional; finaliza contrastando la teoría y opiniones con hechos que han ocurrido en el país. Este análisis tiene por objeto arribar a conclusiones que permitan determinar si Guatemala es en realidad un Estado fallido, y de no serlo, cuál es su condición actual. Es importante conocer el problema para trabajar todos los ciudadanos en la dirección correcta. Si se aceptan las críticas y calificaciones internacionales, y peor aún, si se enseñan en los centros de educación sin considerar conceptos teóricos elementales, que ayuden a identificar la verdadera condición del Estado, los guatemaltecos mismos estarán contribuyendo a dificultar el esfuerzo por lograr el clima de seguridad y desarrollo deseado.
LOS ESTADOS FALLIDOS
1. Definición y obligaciones de un Estado
El Estado es una entidad dotada de personalidad jurídica que ejerce el poder público de forma abstracta e impersonal; está constituido por una población asentada en un territorio, delimitado bajo la autoridad de un gobierno que ejerce la soberanía[1].
En Guatemala está organizado jurídica y políticamente para garantizar el goce de los derechos y libertades de los habitantes; tiene como primacía la persona humana como sujeto y el orden social para promover el bien común; es responsable de consolidar la legalidad, la seguridad, la justicia, la igualdad, la libertad y la paz. [2]
2. ¿Qué son los Estados Fallidos?
Existe un amplio debate respecto de la definición de un Estado Fallido. Académicos y expertos difieren de las condiciones específicas que llevan a un país a considerarlo como fallido; otros los nombran con sólo tener características que conducen a esa condición y algunos concluyen que es suficiente la sola insuficiencia o ausencia de poder estatal para calificarlos.
2.1. Nelson Maica lo define como aquel régimen que es ineficaz para hacer cumplir la constitución y las leyes; posee altas tasas de criminalidad, corrupción extrema, gran mercado informal, excesiva burocracia, interferencia militar en la política y ausencia de líderes.[3]
2.2. La revista Foreing Policy lo define como aquel país que ha perdido el control de su territorio o el monopolio de la fuerza legítima, carece de la capacidad para tomar decisiones colectivas o de prestar servicio público, incluso que falla en recaudar impuestos. Álvaro Vargas Llosa opina que estos son síntomas y no causas de un Estado fallido.[4] Según el análisis de esta prestigiosa revista, que lanzó su tercer índice de Estados Fallidos en 2007, una matanza sectaria puede influir en los mercados de valores del otro lado del planeta. Ciudades anárquicas, comportamiento errático de líderes aislados que hacen miserable la vida de millones de personas pobres sobre los que gobierna, pueden poner en peligro la seguridad, incluso, de una superpotencia mundial. Los Estados débiles tienen una onda expansiva que va mucho más allá de sus fronteras poniendo en peligro la seguridad y el desarrollo de otros países.[5]
2.3. Raquel Quinteiro Castromil, identifica un Estado fallido cuando este ya no es capaz de garantizar la seguridad produciéndose caos, bandolerismo, saqueos. Se criminaliza la vida sociopolítica y económica; los grupos humanos retornan a un estado de desarrollo pre estatal (a la tribu y al grupo étnico).[6]
2.4. La “estatalidad” es un término que utiliza Francis Fukuyama para describir el momento, condición o circunstancia óptima de un país, que resulta de una gestión estatal eficaz y eficiente, en donde la política consiste en regular el ejercicio del poder del Estado dentro de un Estado de Derecho; así como orientar la estrategia gubernamental hacia objetivos considerados legítimos por los ciudadanos y el resto de países.
Fukuyama describe tres componentes básicos para determinar un Estado “débil o fracasado”: Primero, el hecho que los fenómenos políticos, sociales y militares que ocurren en estos países provocan desastres humanitarios, oleadas masivas de inmigración, atacan a sus vecinos, generan falta de democracia, de pluralismos y de participación popular significativa.
Segundo: existen actores no estatales como organizaciones terroristas que tienen la capacidad de secuestrar los Estados y actuar con completa libertad en contra del propio país u otras naciones; por consiguiente y como tercer componente, los desafíos en materia de seguridad para los países desarrollados o bloques internacionales, provienen de lo que sucede en Estados débiles o fracasados.[7]
3. Las opiniones en Guatemala
Edelberto Torres Rivas hace un interesante análisis del cual se puede interpretar que la denominación como “Estado Fallido” es una “política” adoptada por Estados desarrollados, llámese de presión, para exhortar al fortalecimiento de un Estado que se ha debilitado y en el cual su poder y autoridad no funciona ni en el mercado ni en las instituciones. Esta iniciativa por el temor de a que el narcotráfico, terrorismo o enemigos del orden comercial vigente utilicen estos “Estados debilitados” como plataforma para sus operaciones ilegales.[8]
Por tanto, agrega, Guatemala no es un Estado fallido, sino un país manejado en una dirección improvisada y capturado por intereses privados. Es aquí donde entra en juego el factor que afecta la objetividad del juez que califica: la “inercia del prestigio”, esta es adquirida por los países, así como la mala fama persigue a alguien en su vida social.
M. A. Bastenier, de Offnews.info para el Desarrollo Sostenible, hace una compilación de opinión a personalidades en Guatemala sobre este tema.[9] Inicia con la afirmación que el Estado guatemalteco cumple con impecable tenacidad todos los requisitos para convertirse en Estado fallido.
Carmen Aída Ibarra, analista social de la Fundación Myrna Mack, explica que la violencia en el país ha creado una “marcroinfografía del dolor” pero opina no se puede calificar como Estado fallido. Esta opinión es compartida por el jurista español Carlos Castresana, nombrado por la ONU como presidente de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
El empresario Zúñiga Fumagalli, ex presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, industriales y financieras (CACIF) manifiestó: “debe hacerse algo, o será la perdición de Guatemala”; el Director del Diario Prensa Libre Gonzalo Marroquín lamentó que “el país se haya acostumbrado a convivir con el fracaso”. Ambos coinciden en que aún no se puede calificar a Guatemala como Estado fallido.
El Procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales, admite que el Estado no se encuentra en Bancarrota, aunque le preocupa el índice de investigaciones que llegan a juicio y el índice de asaltos diarios. El presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Alvaro Ramazzini, otorga su voto de confianza al actual gobierno aunque reconoce que el anterior no dio la importancia debida al problema. El escritor Francisco Pérez de Antón opina que el clima de inseguridad y la situación en general obedece a que “los indígenas no juegan un papel significativo como pueblo porque no es leal a ninguna ideología, y por el contrario se mueve a través de cacicazgos clientelares que negocian con el poder criollo un apoyo siempre supeditado”. Bastenier concluye que sus entrevistados ven con optimismo que el Estado y sus instituciones estarán fortaleciéndose con el gobierno que inició en 2008.
4. Discusión ¿Es Guatemala un estado fallido?
El índice que publicó Foreing Policiy en 2007, no sugiere que los Estados que allí aparecen sean Estados fallidos, tal como lo afirma la Revista Electrónica de Relaciones Internacionales.[10] Estos índices se construyen a través de bases de datos sobre artículos, documentos y libros que un software predictivo (Thomson dialog) analiza. No obstante lo decisivo es la revisión de expertos, pero esto es un juicio subjetivo en base a datos, como afirma Torres Vargas. Por tanto, el listado presenta la situación de cada Estado en cada uno de los indicadores; pueda ser que los que ocupan las primeras posiciones sean ya Estados fallidos, pero Guatemala, que ocupa la posición 60 está lejos de serlo.
La situación es difícil, pero no se le puede considerar como Estado Fallido. Mayor sustento si se considera que viene mejorando desde 2005 que ocupaba el puesto 31 hacia un Estado fallido; luego en 2006 mejoró subiendo a la casilla 51, y en 2007 que salió publicado en el puesto 60. El índice apunta hacia una mejora, tal y como se percibe en las entrevistas de Bastenier.
El Estado ha sido ineficaz para cumplir con su función, existe criminalidad y corrupción; sin embargo el orden público se mantiene y la economía compite en la región. Si las bandas del crimen organizado y el narcotráfico controlaran áreas geográficas, operarían con libertad sin restricciones de horario, sin precaución para no ser detectados. Pero un movimiento de unidades de la fuerza pública desde bases o cerca de las áreas delictivas es motivo para cancelar actividades, de tal manera que los grupos no tienen libertad para delinquir, no pueden hacerlo cuando quieren o a la hora que quieren, porque el Estado tiene la capacidad para prevenir, intervenir y capturar. Esto no existe en un Estado fallido.
Que los narcotraficantes incrementen sus acciones ilegales en zonas apartadas, o que recrudezca el crimen, como en cualquier ciudad del mundo, no significa que no se posea el “monopolio de la fuerza”. Tener el monopolio de la fuerza significa que el Estado puede desplegar unidades y actuar en cualquier parte del territorio, bajo cualquier circunstancia y en el tiempo mínimo que los recursos tecnológicos lo permitan. Esa capacidad la tienen las fuerzas especiales de la Policía Nacional Civil con el apoyo de sus homólogos del Ejército de Guatemala y los pocos medios aéreos que a éste último le quedan. Ni convirtiendo a todos los ciudadanos en fuerza de seguridad pública se evitaría reducir a cero la delincuencia.
La extrema pobreza, delincuencia, economía informal, la proliferación del crimen organizado y el narcotráfico, la deslegitimación del Estado, el desarrollo desigual son indicadores de que existe riesgo de evolucionar a un Estado fallido, pero no que ya se esté en esa condición. Para Edelberto Torres “algunos hasta gustan de repetir esta calificación porque resulta en una elegancia malsana”, sin comprender lo complejo de la definición.
Carlos Castresana, Presidente de la CICIG manifiesta en la entrevista que le hizo Bastenier, que los acuerdos de paz firmados en 1996 “consagraban la victoria de la guerrilla, pero esto fue un espejismo… los servicios del Ejército que habían infiltrado la guerrilla fueron los verdaderos vencedores… sin embargo la incorporación de guerrilleros a la vida civil y la reducción del Ejército a 15,000 efectivos creó una gran masa de maniobra para el crimen”. Esto es un problema de la sociedad, no de la organización del Estado.
Sin duda el país no anda bien, los males sociales abundan en relación con el divisionismo que el enfrentamiento armado interno heredó; esta percepción se traslada al ámbito público y se refleja en un Estado débil en recursos financieros, quizá con funcionarios y burócratas capaces, pero sin vocación de servicio, y sumido en una pugna política constante contra los otros dos poderes que raya en los intereses personales, el tráfico de influencias, el clientelismo creciente, la corrupción, clases dirigentes que monopolizan el poder y las divisiones étnicas. Todos estos síntomas conducen a un Estado fallido tal y como se debe interpretar el índice de Foreing Policy.
En Guatemala no existe un estado permanente de saqueo y bandolerismo descontrolado como acota la definición de Quinteiro. Nuevamente el Estado, con todo y su debilidad tiene la capacidad para impedirlo.
El riesgo que sí permanece latente es la ingobernabilidad que podría producirse si la población, coordinada y simultáneamente llegara a un levantamiento público de cierta hostilidad contra los poderes del Estado.[11]
En lo que va del año 2008, se han dado acciones de grupos de población civil cometiendo ilícitos y tomando justicia por su propia mano. En febrero un grupo de 1,500 pobladores retuvo a 29 integrantes de la Policía Nacional Civil en el Departamento de Izabal.[12] En el mismo mes un grupo de pobladores protestó por la captura de unos pobladores acusados de secuestro, degenerando en agresiones violentas contra la Policía Nacional Civil.[13] En el municipio de San Juan Sacatepéquez, un grupo de pobladores “vigilantes” impuso un toque de queda con pena de muerte al resto de la población.[14] Luego integrantes de dos fuerzas del orden público se enfrenten entre sí, como el caso de la agresión entre Policías Nacionales Civiles y agentes de la Policía Municipal de Tránsito.[15] En el mes de mayo y en plena vigencia de un “Estado de Prevención” los pobladores de Fraijanes realizaron protestas violentas por el alza al transporte. Queda claro que el Gobierno mantiene la política de no reprimir violentamente a la población y respeto a los Derechos Humanos.
Sin embargo, si un Estado pierde la facultad, la jurisdicción, la capacidad de ejecución y de hacer observar la ley – que es en sí el poder ejecutivo – puede llegarse a un estado de crisis de proporciones alarmantes. Un Estado fallido.
Finalmente al analizar el concepto de Estado débil o fracasado de Francis Fukuyama, la situación en Guatemala no corre riesgo de provocar un desastre humanitario ni oleadas masivas de inmigración escapando de la violencia. No cabe posibilidad de atacar a un país vecino ni existe falta de democracia. Los narcotraficantes, terroristas o el crimen organizado no tienen la capacidad – ni el coraje suficiente – de secuestrar al Estado sometiéndolo a su voluntad y actuando con total libertad, porque saben que la Policía Nacional Civil cuenta con respaldo del Ejército de Guatemala cuando así lo ordene el Presidente de la República.
Como reflexión final, en el ambiente académico guatemalteco de educación superior y de post grado, no debería descalificarse el “idealismo” de los estudiantes, que conociendo la difícil situación proponen soluciones basadas en la aplicación de principios y valores que traen desde el seno del hogar y que se han fortalecido a través de su vida profesional, de estudio e investigación. Es un error calificar estos ideales de “ingenuas apreciaciones”; es un error objetarlas con el pretexto que “mejor sean realistas” e instarlos erróneamente a aceptar que el sistema está corrompido y que no se puede de otra manera.
La academia es el ambiente donde se deben cultivar estos ideales, que animen a los futuros funcionarios a actuar con honestidad y con una entera vocación de servicio a su país, a su Estado. Alguien debe llegar que proceda de esta forma.
Conclusiones
Guatemala, sin lugar a dudas, es objeto frecuente de titulares en el mundo. Es evidente que para los problemas latentes no hay soluciones fáciles ni de corto plazo. Es necesario mejorar en seguridad y prosperidad, pero no es un Estado fallido. La estabilidad Nacional está sujeta a soluciones eficaces y duraderas que se vean reflejadas en los índices internacionales de cada año.
Según los últimos tres índices anuales de Estados fallidos, Guatemala ha venido mejorando sistemáticamente, esto resulta alentador y refleja no solo la preocupación y esfuerzo de planificación estratégica de los gobiernos en el tiempo, sino de la disposición paulatina de la sociedad en general a producir ese anhelado cambio de actitud en lo más profundo de la personalidad y cultura guatemalteca.
Es necesario que el Estado transforme, modernice y profesionalice sus instituciones de seguridad pública, para que en el largo plazo, posea oficiales y agentes, profesionales forjados en academias policiales que provean valores de fuerzas de seguridad, cuyo solo espíritu de pertenencia les impulse a hacer que se cumpla la ley de manera eficiente y honesta.
En el ínterin de tiempo para el logro de este objetivo estratégico, el Ejército de Guatemala, institución con más de 130 años de profesionalización, debe modernizarse a tal grado que compense la reducción que ha sido objeto producto de disposiciones políticas, ya que por el momento, guste o no, constituye la única garantía de apoyo a la fuerza de seguridad civil para el mantenimiento del orden público.
[1] NAVARRETE, Alberto. 2006. El Estado, conceptos y origen. http://www.monografias.com/trabajos37/el-estado/el-estado.shtml
[2] Constitución Política de la República de Guatemala, 1985, preámbulo y artículo 140.
[3] MAICA, Nelson. 2007. Estado Fallido, Instituto independiente, Washington, http://independent.typepad.com/elindependent/2007/12/estado-fallido.html#more
[4] VARGAS Llosa, Alvaro. 2005. Los Estados fallidos, Instituto independiente, Washington D.C. http://www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=1564.
[5] Foreing Policy, Tercer índice de Estados fallidos, 2007, http://www.fp-es.org/estados-fallidos-0
[6] QUINTEIRO, Raquel. 2004. Estados fallidos, Instituto Gallego de Análisis. http://www.igadi.org/index.html
[7] FUKUYAMA, Francis. 2004. La Construcción del Estado, Ediciones B, Barcelona.
[8] TORRES, Edelberto. Guatemala no es un Estado fallido, Diario ElPeriódico, 19 de agosto de 2007. http://www.elperiodico.com.gt/es/20070819/actualidad/42686/
[9] BASTENIER, M.A. 2008. Guatemala ¿Estado fallido? http://www.offnews.info/verArticulo.php?contenidoID=10230
[10] REDRI, agosto 2005, http://www.redri.org/alerta_indice_estados_fallidos.htm
[11] Definición de rebelión, Diccionario de la Real Academia española de la lengua, Microsoft® Encarta® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[12]Editorial diario ElPeriódico, Un peligroso vacío de poder, 23 de febrero de 2008.
[13] AGUILERA P. Gabriel. Análisis, edición electrónica ElPeriódico 23 de febrero de 2008.
[14] Ibíd.
[15] Diario ElPeriódico, 26 de abril de 2008, portada.
Filo escribió: ME PREGUNTO, SI AL RITMO QUE VAMOS EN GUATEMALA, LLEGAREMOS O NO A SER UN ESTADO FALLIDO. TAMBIEN PIENSO QUE CUANDO UN PAIS COLAPSA, ES PORQUE SE ACABO LA MORAL. ESTA YA TAN POCO PRACTICADA ARTE DE LO QUE SE DEBE Y LO QUE NO SE DEBE HACER. CREADORA DE LA CONCIENCIA, EL DEBER Y LA ETICA. GUATEMALA ESTA PLAGADA DE CORRUPCION VIOLENCIA Y POBREZA Y TODO SE DEBE A LA AUSENCIA DE MORAL. CUANDO ALGUNA PERSONA INSTITUCION O EMPRESA TIENE COMO BASE LA MORAL, DIFICILMENTE FRACASA Y SUPERA TODA AMENAZA Y TODO RIESGO QUE SE LE PRESENTE. LA POLITICA, CIENCIA PURA Y LIMPIA ES. SIN EMBARGO ESTA HASTA EL TOPE DE MALOS POLITICOS QUE SON LOS CULPABLES DE LA REPUTACION DE ESTA.
ResponderBorrarEn la línea de establecer si muchos estados de Sur América pueden ser catalogados como "Estados Fallidos", estoy de acuerdo con aquellos que piensan que la falta de moral hace que un Estado se derrumbe. La pobreza y la ignorancia convierte a los pueblos en masas fáciles de dominar por los grupos de poder internos y éstos a su vez,dominados por los externos.La pregunta ingenua es ¿A qué potencia extranjera le conviene tener pueblos hambrientos e ignorantes y para colmo corruptos y relajados?
ResponderBorrarvecinos se autodenominan "comandos de la muerte"
ResponderBorrarPublicación en Diario el Periódico, del 9 de noviembre de 2008
Durante las primeras horas de la madrugada de ayer, un grupo de vecinos de Palín, Escuintla, se reunió frente a una vivienda en el barrio San Pedro. Quince de ellos portaban armas de distintos calibres.
Mientras parte del grupo se organizaba para formar una barricada humana en ambos extremos de la calle, los 15 hombres armados irrumpieron en el interior de la vivienda, abriéndose paso a disparos.
Adentro se encontraban los 12 miembros de la familia Alonso, quienes recibieron golpes, once de ellos quedaron tendidos en el suelo mientras que, a punta de pistolas Manuel de Jesús Alonso, de 27 años, fue sacado a la calle.
Myron Rodas, miembro del grupo de Bomberos Voluntarios, informó que, ya en el exterior de la residencia, Alonso recibió entre “20 y 30 impactos de bala”. Posteriormente, el cuerpo de la víctima fue rociado con combustible y quemado.
La situación empeoró para la familia en el interior de la casa. Una lluvia de balas impactó con las paredes exteriores, al igual que con las ventanas y la puerta de entrada. La turba incendió dos carros parqueados frente a la vivienda y, al poco tiempo, las llamas comenzaban a cobrar el inmueble. Los socorristas, acompañados por miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) y del Ejército, lograron romper la barrera y rescatar a las once personas atrapadas.
Los asesinos de Alonso lograron escapar y dejaron en la calle panfletos en los que informaban acerca de la integración del autodenominado “Escuadrón de la Muerte”, grupo que amenaza con asesinar a todo aquel culpable de “secuestro, extorsión, robo e intimidación”, al igual que a sus familias.
A tres casas de la residencia de la familia Alonso, otra vivienda mostraba impactos de balas en sus muros, razón por la que Rodas cree se trataba de otro objetivo del Escuadrón.
Durante una conferencia de prensa efectuada ayer por la tarde, Rember Larios, director adjunto de la PNC, se limitó a declarar que manejaban varias hipótesis sobre el motivo del asesinato, siendo la principal que se trató de “un cobro de cuentas”.
El jefe policíaco resaltó que no es esa la forma correcta para tratar con la delincuencia y le solicitó a la población recurrir a la denuncia de personas sospechosas ante las autoridades institucionales correspondientes
http://www.elperiodico.com.gt/es/20081109/pais/78889/
ciudadanos desesperados por la inseguridad
ResponderBorrar¿Tenemos horchata en las venas?
La violencia en Guatemala nos llega al cuello. Es la sombra bajo la que vivimos todos. ¿Por qué no nos unimos frente a ella? ¿Por qué no protestamos o exigimos? ¿Es por miedo, falta de líderes o por nuestra propia historia? Varios expertos en el tema intentan dar la respuesta.
Publicación de diario El Periódico del 8 de noviembre de 2008
http://www.elperiodico.com.gt/es/20081108/pais/78853/
Hace apenas ocho días, a medianoche, un escuadrón de la muerte irrumpía en una vivienda de Palín, Escuintla, para matar a un presunto secuestrador en uno de los barrios de ese municipio. No habían transcurrido ni 24 horas cuando otro grupo de la muerte, supuestamente ligado al narcotráfico, superaba todo el pavor que el país ha visto de violencia y causaba la muerte espeluznante de 15 nicaragüenses y un ciudadano holandés...
ResponderBorrarLa desesperación de la ciudadanía ante la inercia que domina al sistema de seguridad se ha hecho evidente ya en los lamentables casos de vapuleo y linchamiento ejecutados en contra de presuntos delincuentes; por otra parte, tal descontrol se convierte en atmósfera perfecta para el surgimiento de entes ilegales que ejecutan a presuntos sospechosos de delitos, cuyas acciones previsiblemente se salen de control, tarde o temprano, lo cual también sucederá a un nivel social si no hay señales de un liderazgo claro, ético y fuerte en la erradicación de la violencia delictiva.
Editorial Prensa Libre 15 de noviembre de 2008
La población destruyó dos autopatrullas en disturbios en Santa Catarina Pinula, porque querían que la PNC liberara a unos delincuentes para ellos poder lincharlos.
ResponderBorrarNoticia Prensa Libredel 20 de febrero de 2009